Antes de que Cohen muriera, Dylan habló sobre la admiración que tenía por su música. Algo que no era ningún secreto, pues había hecho un cover de la canción Hallelujah, ampliamente considerada una de las grandes obras maestras de Cohen.
Entrevistado por David Remnick en 2016 para The New Yorker, el también ganador del Premio Nobel, hizo esta observación penetrante.
Cuando las personas hablan de Leonard, olvidan mencionar sus melodías, que para mí, junto con sus letras, son su más grande genio. Incluso sus líneas de contrapunto, que dan un carácter celestial y un ascenso melódico a cada una de sus canciones.
Pero Dylan, quizá viendo en Cohen un espejo de lo que le gusta de él mismo, hizo los máximos halagos:
Por lo que sé, nadie se le acerca en la música moderna. Incluso, la canción más simple, como "The Law", que tiene una estructura de dos acordes fundamentales, tiene lineas de contrapunto que son esenciales, y quien sea que piense en hacer esta canción y ama la letras, tiene que construir alrededor líneas de contrapunto.
Sobre el tema "Sisters of Mercy", Dylan dijo:
Simplemente señala un hecho. Y después de eso, todo puede pasar, y lo hace. Y Leonard deja que suceda.
Dylan alabó las líneas melódicas de este tema, que existe en su genialidad más allá de las letras.
Dylan enumeró incluso sus canciones favoritas de Cohen: "The Law" ,"‘Sisters of Mercy","Hallelujah", "Going Home", "‘Show Me", "The Place" y "The Dark".
La admiración era mutua. Cohen dijo en alguna ocasión, con lo que parece ser completa honestidad:
Dylan me dice "Leonard: en lo que a mí concierne, tú eres el número uno. Yo soy el número cero". Pero, como yo lo entendí en ese momento –y no podía rebatirlo– su trabajo estaba más allá de toda medición y mi trabajo era muy bueno.
De ahí que las palabras de Dylan merezcan rescatarse cuando habla de otro cantautor, pues el que habla es probablemente el mejor.