Si la incertidumbre era algo habitual en la vida política, económica y social de los argentinos, hoy esto se combina con improvisación. Improvisación desde arriba principalmente desde nuestro presidente.
Esto quedó claro este viernes después de la conferencia del Ministro de economía Luis Caputo, que después de haber promulgado el DNU 70/2023, el 20 de diciembre a diez días de haber asumido, donde el Poder Ejecutivo pretende modificar o derogar un centenar de leyes y luego el 27 de diciembre, envía al congreso una “Ley ómnibus”, es decir un proyecto con muchas leyes, denominado “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, la cual trata de una gran reforma en distintas materias de la administración pública.
Este proyecto enviado por el Presidente al Congreso contaba con 664 artículos (más anexos) y refiere a temas muy diversos como la emergencia económica; la reorganización administrativa; seguridad y defensa; justica interior, ambiente, turismo y deporte; capital humano; salud pública; e infraestructura y servicios. Además, de ratificar el DNU.
Bueno, como veras, así arrancó el nuevo gobierno, en un país que claramente democrático, republicano y federal, con división de poderes, con un Poder Legislativo, en donde el espacio por el cual es elegido el presidente no cuenta con mayoría en las cámaras, con escaso poder territorial, la mayoría de los gobernadores no pertenecen a su espacio, comulgan algunas ideas, pero no todas.
A esto le sumamos que, tanto en campaña como una vez asumido el presidente Javier Milei, había sostenido que no iba a negociar con la casta, que no era más con los mismo de siempre, que el ajuste lo iba a pagar la casta.
Lo cierto es que el primer indicio de que iba a negociar con la denostada casta, lo da él mismo, inmediatamente de haber resultado ganador, mediante su abrazo con Bullrich (luego la nombraría Ministra de Seguridad) y Macri, a lo que le siguieron los gobernadores del espacio de Macri y Bullrich, luego pudimos observar como fue armando su equipo de trabajo con viejas figuras políticas que datan desde los gobiernos de Menem, De La Rúa, Macri, y algunos “peronistas” oportunistas.
Como veras una vez asumido, un gobierno débil, sin estructura partidaria, ni territorial, se enfrentó con la realidad de la política, y que para hacer política en un país con las características que te mencionaba más arriba, división de poderes y federal, no le quedaba más remedio que negociar con la casta a regañadientes, pero por una cuestión de pragmatismo, para otorgarse gobernabilidad, que no es un dato menor, no tenía muchas opciones.
Lo que también es cierto que una vez emitido el megadecreto y enviado al Congreso la Ley ómnibus, las cosas no le fueron fáciles al presidente, y no le fueron fáciles precisamente por esa intransigencia, tal vez por tratarse de un outsider, por desconocer ciertas cuestiones de la real politik, o porque también sus ideales libertarios lo hacen sentirse un “ser superior”, como da entender, y como lo vimos y escuchamos en el discurso de Davos.
Lo vimos y vemos que mientras en el Congreso, con los más afines a él y su equipo tratan de negociar y acordar algunas cuestiones para poder llevar a cabo su agenda, por otro lado, el presidente principalmente, su ministro de economía, su canciller Diana Mondino, el procurador del Tesoro Rodolfo Barra, todo el tiempo más que construir dialogo, consenso, rompen, ni hablar de la controvertida figura de Sturzenegger que no es funcionario, pero es el ideólogo prácticamente de la agenda de gobierno.
Hemos pasado en este tiempo del contundente “no negociamos nada” a aceptar a regañadientes una reforma a su “ley ómnibus” por parte de los gobernadores dialoguistas de Juntos por el Cambio , a también terminar rompiendo con algunos de ellos por intransigencias, y viendo que los números no les daban para obtener la aprobación de la misma, ahora finalmente, como te mencione, el viernes el Ministro de Economía en conferencia a las 20 horas, dijo que retiran de la Ley Ómnibus, el capítulo fiscal, de Ganancias, Retenciones y Jubilaciones que eran donde tenían más resistencia, para ver si así pueden aprobar la ley ómnibus.
Pero la cosa no termina acá, a este manotazo de ahogado, del cual no estoy tan segura, y porqué digo esto, porque si bien es cierto que los números no le daban, aun en la famosa ley ómnibus quedan un montón de cuestiones muy controvertidas y las más controvertida es la de las “Facultades Delegadas”, qué pasa con eso, si la aprueban, ¿no hay posibilidades que mañana todo lo que sacaron para que se apruebe vuelva a estar?
Sumado a que a pesar de que desde el gobierno lo nieguen, el paro del 24E convocado por la CGT fue masivo, lo que también demuestra que ya no goza de la misma conformidad, si bien tenemos algunos datos, que el país se encuentra muy divido, con lo que se podría decir, estamos ante la presencia de un nuevo clivaje, una nueva grieta: mileistas/antimileista.
Ahora, qué pasa con esa polarización extrema, en una sociedad que no es tan sumisa, que está cansada, que viendo que el ajuste lo está pagando ella misma, no la casta, que al final están los mismos de siempre, qué pasa con un gobierno que dice que el problema es el Estado cuando sabemos que en Argentina con todas sus falencias, está presente, en la salud pública, en la educación, en la asistencia a los más desventajados de la sociedad, en un país de más 46 millones de argentinos, en un país federal con distintas realidades en cada provincia.
Qué hacemos sin Estado, te lo preguntaste, te preguntaste qué podría pasar si mañana te levantas y todo lo tenés que pagar, te preguntaste qué pasa si le das el poder a una persona de decidir todo y que, como va a contar con la legitimidad de que tener aprobación del Congreso de sus facultades, no vas a tener donde quejarte. Yo lo pensaría…