Esta búsqueda de cautivar esa ancha avenida del medio, ese voto que se decide a último momento y que es ajeno al problema ideológico está siendo la manera en que vemos que se articulan las diferentes acciones electorales. Si entendemos que estamos en un escenario de polarización, es que reconocemos (en grandes rasgos) que en el electorado cada sector posee un núcleo duro de adherentes por lo que queda en el medio de panorama electivo, un porcentaje de gente indefinida, que decide a último momento su voto. Es ese 30 por ciento que define la elección dicen algunos.
Siempre que se intentó esta estrategia, la de ir en búsqueda de ese botín, no siempre se llegó a buen puerto. Quizás aún peor, se puede ganar las elecciones, pero no se garantiza poder gobernar. Las elecciones en algunos países sudamericanos como Brasil, pueden servir de ejemplo. La intención de Lula de pautar una continuidad más “conciliadora” en la figura de Dilma no fue muy acertada. Lo mismo podríamos decir de nuestro vecino Chile, que luego de unas protestas sociales históricas del pueblo en las calles, su presidente moderado y dialoguista Boric, no puede promover a la dirigencia a redactar y votar una carta magna que le permita dar sus primeros pasos como estado moderno y dejar atrás la constitución del tirano Pinochet. Que decir de la experiencia Argentina, cuyo intento de moderación se convirtió en debilidad política al momento de gobernar.
Pero volvamos a San Luis. Poggi, en una muestra de su poca capacidad política, producto de la falta de construcción política real y sapiencia estratégica, produce una crisis en su propio frente político: “ventajear” a sus principales dirigentes aliados haciendo entrar a último momento a Adolfo Rodriguez Saá al espacio que integran. Vimos como partidos políticos como el NOS se retiraron del frente, a 5 minutos de haberse constituido. La Unión Cívica Radical también tuvo que salir a aclarar que no sabían de la inclusión de un Rodríguez Saá en el frente anti Rodríguez Saá. Este tremendo error le costó al dirigente riocuartense tener que explicar su polémica decisión.
Otro aspecto que ayuda a entender el posicionamiento de cada una de las fuerzas políticas en disputa creemos es que la falta de una figura disruptiva, anti sistema en la política provincial hace que el discurso adoptado por la oposición sea bastante agresivo en algunas ocasiones y de muy bajo nivel hasta casi guarango en algunos casos a la luz de algunos videos que circulan por las redes.
La utilización de este recurso parece una muestra de sus propias debilidades de falta de compromiso real con la práctica política demostrada también en el escaso rol social que demuestran quienes ocupan el espacio, viejos dirigentes de wisky y habano, opinólogos de bar, la mayoría nóveles actuales y ex legisladores desconocidos por gran parte de la comunidad. Todos descansan a la espera que esta vez se les dé: todo está apostado a un hombre que demuestra debilidades a cada paso que da hacia el 11 de Junio: Claudio Poggi.