Necesitamos de un Movimiento donde los objetivos sociales y políticos no se diluyan en electoralismo, sino en un proyecto de provincia honesto, serio y transparente, para lo cual la dirección política tendrá que ser colegiada y construida por las mismas representaciones que vayan surgiendo de asambleas y organismos plurales de la población, dinámicamente, tanto de compañeros sindicalizados y no sindicalizados, como de personas de buena voluntad y de todos aquellos que estén dispuestos a romper el muro de la burocracia política y sindical, de la mentira, de la partidocracia, y el pretendido muro de odio y la grieta que dicen separarnos.
El odio y las grietas, son de los dirigentes de uno y de otro bando –todos bandidos-, mientras que el pueblo de San Luis está a merced de una supuesta polarización sin opciones porque ambos extremos son nefastos y lo mismo. Y a decir verdad, en un extremo están los dirigentes –gobierno y oposición- y en el otro las esperanzas, los sueños, las necesidades y problemáticas del pueblo de San Luis.
Nuestra garantía tienen que ser las expresiones sociales y políticas que vaya construyendo la población por encima de las tradicionales organizaciones sociales, políticas e institucionales que deseen sumarse, pero que de ningún modo conducir, porque no son idóneos para una transformación profunda y honesta como es el anhelo mayor de los sanluiseños.
Si dirigentes políticos y sindicales se pelean entre ellos, si el gobierno y oposición pelean entre ellos, entonces el pueblo de San Luis debe organizarse sin ellos, con sus propios medios, en su propia lucha con la fuerza de la Verdad como objetivo, único camino para la Justicia Social que efectivice un gobierno de todos y para todos.
No debe importarnos los tiempos electorales. Un Movimiento que pretenda cambiar todo, hace caer cualquier legalismo, tiempo y artimaña que se interpongan en su camino, porque las reivindicaciones sentidas y no satisfechas, los sueños impedidos, se vuelven instituyentes.
No hay que temer a los que tienen el poder. O a los que se apoyan en las leyes para el continuismo. No hay que temer empoderarse de derechos universales que existen, aunque estos derechos no estén legislados en la Provincia o en la Nación, como sería un Sindicato Solidario para los no sindicalizados o para los que no los representa ningún gremio por inmovilismo. No es excusa no pedir, ni exigir derechos universales como la vivienda para todos, o la energía y comunicaciones públicas para todos, o cambiar el sistema de representación donde el pueblo y sus instituciones puedan elegir a sus propios candidatos sin lapiceras de otros ni estar encorsetados en el sistema de partidos políticos tradicionales. Por eso necesitamos de un Movimiento.
Tenemos que reflexionar, cada habitante, sobre la necesidad de buscar la Verdad en nuestros corazones, en nuestras familias y en nuestra comunidad, para terminar con la hipocresía, las mentiras y las injusticias, luchando contra ellas para lograr una democracia sustentable y de progreso. Tenemos que hacer visible la injusticia; tenemos que acabar con la fantasía fatalista de un gobierno provincial que no es para nada popular, porque no deja participar, no da trabajo real ni viviendas, ni le interesa intervenir en las tarifas de energía, en los precios de los alimentos ni en los salarios de sus habitantes.
Necesitamos de un Movimiento espontáneo que comience en las bases mismas. En los barrios mismos. En las instituciones mismas. En los sindicatos mismos. En los medios de producción y servicios mismos. Que comencemos a visualizar lo que nos pasa a todos y decirlo entre todos, que es el camino. Hay comenzar a reunirse, a hablar, a agruparse, que la palabra de todos se transforme en acción, y sin ningún miedo. Es hora de dar lugar a nuestra dignidad como personas y como trabajadores.
La acción que decide una comunidad, un pueblo, una provincia como la nuestra bien atinado es decir que lo necesita la Nación entera, que sufre de males similares. Por algún lado, se empieza. Ciertamente –y con razón- dicen que la voz del Pueblo que clama, es la voz de Dios al corazón de los hombres. Que no escuchan porque no quieren escuchar, ni ven porque no quieren ver. Acercarse al Pueblo, es acercarse a Dios.