La democracia argentina es lo que elija ser. Pero en momentos que el capitalismo y la posmodernidad condicionan las comunidades, la nuestra debe madurar o continuar penando. La paradoja que intentamos analizar es la que demuestra que somos una sociedad con gran capacidad para desarrollarnos individualmente, pero el desarrollo conjunto no encuentra sustento.
Podemos afirmar entonces que el individualismo pregonado desde la cima del sistema ha calado hondo en nuestra argentinidad?
Vemos que el constante vértigo consumista pone al individuo en una situación de confusion generalizada. Ante la repetición de mantras surgidos desde el panelismo televisivo o la “novedosa manera de comunicar” de videos de tik tok, nos sentimos abrumados por tanta información sin fundamentos, ni veracidad comprobable.
Y es precisamente en este marco de confusión generalizada que las élites dominantes tanto en el escenario internacional como en el nacional y hasta me animaría a trasladar también el ambicioso análisis al contexto local, se aprovechan de la situación. Los dirigentes van de acá para allá, de un espacio político al otro, inventan sellos y nombres de partidos mientras consultan Focus Groups para ver que hacen con la gestión. Ya quedó lejos aquello de entender los anhelos comunales y “cabalgar la historia”. Ahora se gobierna como “quiere la gente”.
El escenario político nacional en la actualidad tiene esta característica novedosa: la ausencia total de los dos espacios políticos tradicionales: Peronismo y Radicalismo brillan por su ausencia en las políticas públicas. El actual ejecutivo nacional está en manos de una fuerza política con dos años de historia.
Seguramente esto no va a ser una experiencia buena para la sociedad argentina, pero esperemos sea parte de un aprendizaje (bastante doloroso por cierto) que nos permita la evolución como sociedad. El futuro? Será lo que la sociedad decida. O se convierte en una sociedad cuarentona con experiencia o seguirá cometiendo errores con el solo justificativo de hacerse “ la confundida”.
